Lo hemos conseguido!!!!
Aún no me creo lo que hecho. Me
parece mentira que haya sido capaz de llegar en bici desde Madrid a Soto del
Real, allí pasamos noche y el domingo de vuelta a Madrid. La ida para mí fue
especialmente dura dada mi poca experiencia. Naturalmente no lo habría
conseguido de no haber llevado al mejor compañero de viaje.
Esta ruta estaba pensada para
hacer una especie de simulacro de la ruta de varios días que tenemos previsto
realizar en Semana Santa de Ojos Negros a Sagunto, por lo que preparamos las
alforjas con todo lo necesario a modo de ensayo. Así que hay que tener en
cuenta que además llevábamos peso adicional.
Empezamos a rodar por el anillo
verde buscando el enlace con la Via ciclista de Colmenar y hay puntos donde las
vistas son estupendas.
Como siempre, según lo que he
leído al respecto de la ruta, la califican cómo fácil, en la mayoría de los
casos, y de moderada en los menos, provocado esto último únicamente por los
kilómetros a recorrer y no por la complicación. Personalmente la ida, que va
siempre en ascenso, me ha resultado bastante dura.
Hay un corto trecho en el que hay
que rodar por carretera y realmente pasé miedo al aproximarme a los coches
debido a la inseguridad que aún tengo y a partir de aquí hay un tramo que es el comienzo de la vía de Colmenar que discurre entre las vías de tren a
la derecha y la carretera a la izquierda, separado de ellas por muros de
hormigón o vallas, en algún punto es muy estrecho y el firme no se encuentra en
buen estado, pero un poco más adelante todo mejora y gana anchura por lo que se
rueda más fácilmente. Durante este comienzo en la vía ciclista de Colmenar, antes de llegar a la acdemia de policía, Dani le hizo una foto a
esta señora que pintaba el paisaje, supongo que omitiendo la señal de control
de velocidad…
La verdad es que los primeros
30-35 kms. los fui haciendo con esfuerzo pero iba sobrellevándolos, pero tras
una cuesta, venía otra y otra y mis cuádriceps empezaron a dolerme en exceso y
me faltaban las fuerzas. En una de esas duras cuestas nos encontramos con dos
chicos parados, uno de ellos estaba mareado, así que nos detuvimos a su altura
porque Dani quería preguntarles si necesitaban algo, le ofreció una barrita de chocolate
y puré de fruta para que se repusiera y que pudieran continuar. Yo aproveché la
coyuntura para coger aliento. Me pareció un gran gesto. No os quiero ni decir
lo pendiente que estuvo en todo momento de mí dándome dátiles, chocolate recordándome
que tomara bebida isotónica, incluso me dio una gominola pegajosa y densa que
me recargó las pilas y me permitió continuar.
En cualquier caso, y antes de llegar
al final del prolongado ascenso, ya en algún tramo en el que pasamos cerca de
alguna estación de tren pensé en plegar la bici y volverme a casa, en otros
sacarle a mi chico los ojos de las cuencas con una cucharilla, pero no llevaba…
y en algún otro momento de mayor desesperación aún, empujar la bici por un
lateral del carril con algo de altura y decir con sorpresa ¡ups!!! se me ha
caído la bici y está destrozada…que pena…jamás podré montar en bici de nuevo.
Desde luego también pensé que no
estaba preparada, ni de lejos, para la ruta de Ojos Negros.
La última de las cuestas (y
alguna otra, pocas pero alguna) la hice arrastrando la bicicleta y hasta ir
caminando me costaba trabajo Mientras yo me arrastraba ya sin dignidad junto
con la bici, Dani se adelantó y me trajo buenas noticias.
Por fin terminaban las subidas y a
partir de ese punto comenzó un camino mucho más llevadero…empecé a disfrutar de
unas vistas maravillosas, la Sierra y la Pedriza al frente, y a apreciar el
maravilloso día primaveral que nos había acompañado.
Paramos en una gasolinera para
dar una nueva carga de aire a la cámara pinchada para ver si aguantaba hasta el
final del trayecto.
Poco más adelante llegamos al
embalse de Soto del Real con luz de atardecer, solo se oía la naturaleza y allí
estábamos, nuestras bicis y nosotros, disfrutando de todo aquello…todo el
esfuerzo previo había merecido la pena por poder disfrutar del paisaje y de la
compañía.
Más adelante, acompañados por una
pequeña acequia y entre árboles entramos en Soto y tras haber recorrido 54 kms llegamos
a la puerta del Hotel. Por supuesto cansados, bueno he de reconocer que yo estaba
destrozada pero también feliz.
POR FIN!!!
Subimos las bicis a la
habitación, momento ducha y listos para dar un paseo por Soto y buscar un bar
donde tomar una merecida cerveza.
Por casualidad fuimos a dar con
uno estupendo donde los pinchos estaban riquísimos y terminamos cenando allí y
acto seguido vuelta al hotel para entrar en coma hasta la siguiente mañana. Se llamaba route 66, en Soto. Merece la pena las hamburguesas que estaban riquísimas.
Deciros del Hotel Prado Real que
las habitaciones eran muy correctas, muy limpias y el desayuno nada escaso en
contra de algunas opiniones publicadas en algún foro que consultamos antes de
hacer la reserva, ya que, además por supuesto de los cafés/infusiones y zumos,
había tres tipos de pan para tostadas, aceite, sal, mermeladas, mantequilla,
bollería variada, yogures, churros, porras y naranjas…Lógico que no encuentres
ni huevos revueltos, ni embutidos ibéricos, ni una selección de quesos, salchichas
o similares, ya que el desayuno cuesta 3 euros por lo que decir que resulta
escaso por ese importe me parece poco apropiado.
Después del desayuno, preparamos las
bicis y comenzamos el regreso a casa. Debido al cansancio acumulado del día
anterior pasé un par, o quizá alguno más, de momentos complicados pero el
regreso, por suerte, fue mucho más sencillo al ser bajada.
Ojo con las bajadas y con “pedalear
en vacío” (expresión que no había oído antes) cuando se coge velocidad…porque a
punto estuvo de jugarme una mala pasada…Después del susto que me llevé juro por
Dios que no me volverá a pasar!!!
Ya tengo mucho más controlado el
tema del cambio de velocidades y voy cogiendo poco a poco más seguridad. Estoy
convencida de que la ruta me ha ayudado a mejorar notablemente. Por supuesto,
continuaré haciendo spinning para seguir cogiendo tono muscular, que falta me
hace.
La buena noticia ha sido escuchar
que ninguna de las etapas de Ojos Negros va a ser, ni de lejos, tan complicada
como me había resultado el ir de Madrid a Soto.
Por otra parte, no quería
terminar sin comentar que en todo el trayecto, tanto en la parte que se realiza
en el anillo verde, como una vez que se coge la vía verde que va de Colmenar a
Soto, vas acompañada de multitud de ciclistas que como nosotros aprovecharon
para salir con las bicis a rodar. Cambia mucho el perfil de ciclista que
encuentras en el anillo verde, mucho más familiar y en modo paseo, que el que
encuentras en la vía verde. Me encanta ver que tanta gente comparte afición,
pero molesta que algunos, he de decir que son casos realmente excepcionales,
que van a “hacer tiempos” protesten cuando pasan a tu lado porque al parecer
les cortas el ritmo…Bueno, atención noticia para el que no lo sepa!!! La vía
verde no es exclusiva para un determinado tipo de ciclismo!! Lo cierto es que
sorprende en un entorno de tanto compañerismo encontrarse con algún espécimen
de esta clase porque la norma general es muy diferente…pero de todo tiene que
haber!! Igual conviene no olvidar que todos hemos tenido un comienzo en el que
no rodábamos a 80 km/hora, ni porque el tipo de ciclismo que se practique
requiera batir marcas, ni porque las cualidades físicas de un principiante lo
permita aunque esa sea la finalidad, y es conveniente recordar que todos
tenemos cabida.
Es posible que intente hacer el
anillo verde completo. Debo seguir avanzando y me encanta el “mundo bici”.
Firmado:
Eva