Tras realizar una toma de contacto inicial con el
mundo de la bici no he podido evitar hacerme unas reflexiones sobre este
entorno aún desconocido para mí y que seguro mis lectoras agradecerán comparta
con ellas.
Acabo de iniciarme en un mundo muy masculino, solo
hay que ver lo poco adaptado que está a nuestras necesidades, desde la ropa, ya
estemos hablando de camisetas, shorts o mallas con badana, a cualquier otro
complemento. Y con femenino, no me refiero a rosa, el concepto abarca un
terreno mucho mas amplio y, por ello, complicado para la mente masculina.
Es un mundo tremendamente adictivo por razones
diferentes, por una parte está ir de “shopping”, es importante qué tipo de bici
escoger de acuerdo con las necesidades de cada uno y del uso que se le vaya a
dar , pero la más importante radica en la práctica de un deporte al aire libre,
para aquellas que durante la semana dependemos del coche para ir a nuestros
trabajos o diferentes actividades es una válvula de escape y una forma
excepcional de desconectar con la actividad diaria. Además, por supuesto, de la
sensación de libertad al estar en contacto con la naturaleza y del reto
personal.
Dentro del ciclismo se puede optar por varias
modalidades, pero el destino me ha hecho recalar en la denominada
“cicloturismo”.
Consiste en viajar en bicicleta, sin prisa,
disfrutando del camino, del paisaje, de la calma. Resulta que hay todo un mundo
por explorar y mucha información sobre posibles rutas adaptadas a las condiciones
físicas de cualquiera, en este punto he de confesaros que mi condición física
parte de unos mínimos impensables, por lo que si yo puedo, todas podemos. Para
las más osadas también hay diseñadas rutas que recorren largas distancias
utilizando la bici como casa móvil ya que en ella deberéis llevar lo
imprescindible en unas pequeñas alforjas, es un concepto diferente para
quienes, como yo, hemos escogido siempre el avión o el coche para realizar
desplazamientos.
Deciros antes de nada que es un mundo que me ha
fascinado, donde reina el compañerismo, no es un deporte individual. A pesar de
que mucha gente realiza grandes trayectos en solitario, el contacto con otros
ciclistas o con las personas con las que el camino te hace encontrarte, forma
parte del encanto del viaje.
Pero… recordad que vaís a hacer un viaje de siete
días sobre una bici y que todo lo necesario debéis meterlo en unas alforjas,
teniéndo en cuenta que cuántas más pertenencias decidáis llevar , mayor será el
peso, y por tanto, mayor será el esfuerzo que deberéis realizar.
He aprendido mucho sobre ello, he leído artículos y
me han asesorado concienzudamente sobre cómo enfocar esta cuestión, pero este
asunto me chirría porque retomando el inicio del artículo, es un mundo poco
frecuentado por las mujeres. Solo hay que fijarse, y para ello invito a los
hombres a que mediten sobre éste particular, en las pocas mujeres con las que
te cruzas cuando sales a rodar.
Y es aquí cuando lanzo la pregunta que encabeza el
artículo, ¿es incompatible ser femenina y ciclista?
Evidentemente se trata de hacer deporte y no de
asistir a la gala de entrega de los Oscar, pero no por eso debe parecer
que nos hemos abandonado como mujeres y que estemos suplicando que la muerte
nos rescate en cada curva o en cada pendiente que encontremos.
Los condicionantes de hombres y mujeres son
diferentes, desde el simple hecho de no poder hacer aguas menores junto a
cualquier árbol, y junto a 15 ciclistas más con los que has hecho el camino o
con quienes simplemente has coincidido, (para aquéllos a quienes no les cueste
visualizar les animo a que imaginen que la única mujer del grupo hiciese lo
mismo), hasta el hecho de cambiarte de ropa si algo se moja o se rompe.
Por supuesto que podemos viajar sin secador de pelo
y si nos apuramos hasta sin ropa, y vaya por delante que me ha gustado el
concepto de viajar con lo mínimo imprescindible, pero ese “mínimo” nunca va a
ser el mismo para nosotras que para ellos.
Los ciclistas mochileros no llevamos gel, champú y
un peine?? pasta de dientes y un cepillo?? Toallitas húmedas?? Kleenex?? Y
alguna crema para que después de un viaje a la intemperie, entre el sol,
viento, y demás inclemencias, no parezca que hemos envejecido 30 años?? Porque
de todo ello hay posibilidad de llevar artículos de viaje que ocupan el mínimo
imprescindible y particularmente considero que son necesarios para que a
nuestra vuelta no demos la sensación de haber recalado en una isla desierta
tras un naufragio.
Entiendo perfectamente el problema del peso que se
transporta pero no debemos olvidarnos de llevar lo necesario para poder hacer
vida social y no llevar una nube de mosquitos revoloteando a nuestro alrededor.
Hay quienes dicen que una mujer con la cara lavada
tiene una belleza especial, pero pocas son las afortunadas que están guapas de
tal guisa.
Llegados a este punto os comunico que tengo en
mente realizar un viaje de varios días en bici. Y me surgen muchos interrogantes...
Ya que dormiré en
albergues, me cabrá un pijama en las alforjas??
Me podré lavar los
dientes y ducharme con gel y champú??
Pareceré un muerto
viviente pedaleando agotada tras una larga jornada sobre la bicicleta “con la
cara lavada” y sin haberme podido secar el pelo ni peinarlo?
Estoy dispuesta a hacer la ruta, creo que lo voy a
pasar genial y que me encantará formar parte del viaje y no verlo desde la
ventanilla de un coche, pero volviendo de nuevo sobre nuestro tema…¿Es
necesario que una mujer no sea femenina por el simple hecho de montar en bici??
Mi respuesta es un rotundo NO, y me pertrecharé de todo aquello que, siempre en
tamaño reducido, sea necesario. Forma parte del reto y cuando me propongo algo…
En un próximo artículo os contaré las aventuras y
desventuras de una principiante en su primera ruta larga. La diversión está
asegurada.
Eva 2015
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